Las terapias holísticas se caracterizan por abordar las enfermedades de forma integral, considerando al ser humano como un todo: cuerpo, mente y alma. Por lo tanto, la enfermedad es vista como un desequilibrio que afecta a todo el ser, tanto en el plano físico o material, como en el sutil o energético.
Aquí te explico los fundamentos físicos que sustentan esta teoría.
Sabemos que todo lo que existe en el universo está formado por átomos, y a su vez, los átomos están formados por partículas subatómicas, los electrones se encuentran girando alrededor del núcleo, compuesto por protones y neutrones. Este movimiento permanente de los electrones genera 2 fenómenos: electricidad y magnetismo. Es decir, cada átomo genera un campo electromagnético y al interactuar con otros átomos, emite frecuencias y vibraciones que, en conjunto, reflejan la composición de la materia.
La materia se manifiesta en cuatro estados: sólido, líquido, gaseoso y plasma, que dependen de la frecuencia de vibración y el ordenamiento de sus átomos. En el estado sólido, los átomos vibran lentamente y permanecen muy compactos; por otro lado, en el estado plasma, la vibración de los átomos es muy acelerada y sus átomos dispersos, haciéndolo imperceptible para los sentidos humanos.
El espectro electromagnético es el rango completo de todas las frecuencias de radiación electromagnética, que se manifiestan en forma de colores, temperaturas, señales electrónicas e incluso sonidos, tanto perceptibles como imperceptibles. Entonces, aunque tus sentidos físicos no perciban ciertas frecuencias energéticas, esto no significa que no existan.
Ahora, si el cuerpo humano está compuesto por billones de células, las cuales, a su vez, están compuestas por billones de átomos, es lógico que nuestro cuerpo y todos sus órganos tienen un campo electromagnético, y este campo electromagnético que nos compone y nos rodea, es lo que se llama el aura.
El cuerpo humano es capaz de generar y conducir energía a través de sus distintas funciones biológicas, los latidos cardiacos, la respiración, la temperatura, pero, además, nuestros pensamientos y emociones también generan impulsos eléctricos neuronales, nuestras palabras emiten frecuencias al ser ondas de sonido y nuestras acciones son energía manipulando la materia a voluntad. En general, nuestro cuerpo es capaz de conducir, canalizar y transformar energía.
¿Y cuál es la frecuencia vibratoria que restablece todo el equilibrio perfecto en el universo? La energía originaria de la Fuente Primordial, o lo mismo que la consciencia creadora, la Divinidad.
Lo que hace diferente a las terapias holísticas, es que además de buscar la sanación a través de la armonía integral, te ayudan a restaurar tu propia conexión con esta consciencia divina interna, que es la energía que está moviendo tus átomos y que instintivamente busca siempre regresar al equilibrio original.
En lo profundo, el ser ya sabe cómo reequilibrarse, pero no lo escuchamos porque la mente y el mundo externo reclaman constantemente nuestra atención. La misión del terapeuta holístico es ser una guía, para reconectar tus canales de conexión interna y que logres así, tu autosanación.
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El amor al servicio de tu alma.
